Ni siquiera una grave crisis obligará a los checos a limitar el consumo de alcohol. La empresa Edenred realizó una encuesta en la que le preguntó a los ciudadanos checos qué pensaban ahorrar. Si pasamos por alto que el 11% de los checos no tienen posibilidades de hacerle frente a la actual situación económica. Sin embargo, dos tercios de los ciudadanos checos (64%) ya han comenzado a usar la calefacción para calentar sus hogares., Este es un detalle curioso pues todavía no hace tanto frio, pero los precios de la energía han subido bastantede, Las altas facturas y los recargos previstos aue aún serán más altos, no ha hecho que los checos ahoren en energía.
La mitad de los checos empieza a pensar en donde ahorrar
Casi la mitad de los checos empieza a pensar en cómo ahorrar dinero en la comida, una cuarta parte ha recortado las actividades de ocio, una cuarta parte viaja menos… pero en lo que respecta al alcohol, La encuesta ha demostrado que la eputación de alcoholicos de los checos es verdaderá. Los checos son los terceros mayores consumidores de alcohol del mundo, y desde luego no van a parar.
Sólo el 18% de los checos planea reducir el consumo de alcohol
Según la encuesta de Edenred, sólo el 18% de los checos se plantea reducir su consumo de alcohol. Pero la gran mayoría prefiere “ahorrar en comida”. Por eso los ahorros en este sector suelen ser significativos. Al hablar de comida podemos decir que los checos “compran la misma cantidad, pero de menor calidad”, esto puede perjudicar la salud de la población a largo plazo.
“Esta tendencia puede ser bastante peligrosa a largo plazo. Según estudios independientes, los alimentos de menor calidad deterioran la salud de las personas, su calidad de vida y afectan a su bienestar en el trabajo y a su rendimiento”, comenta Aneta Martišková, directora de relaciones corporativas de Edenred, sobre los resultados de la encuesta.
Los hogares no informan de ningún ahorro en el consumo de alcohol
Sin embargo, hay otro dato interesante en la encuesta: aunque sólo una décima parte de los checos quiere limitar el alcohol. Y practicamente la mitad de la población ha decidido que reducirá las visitas a los restaurantes. Aunque la gente no tiene dineros, no está dispuesta a abandonar la costumbre de visitar los bares, al menos por ahora, y en Praga, desde luego, es donde más se nota está tendencía.
“Puede que un par de cervecerías hayan subido ligeramente de precio, pero por lo demás la crisis no ha tenido todavía ningún efecto sobre la afluencia de público”, afirma Dušan Makovec Makovský, del popular restaurante artesanal Dno pytle. “Básicamente, siempre ha funcionado igual aunque la cosa se ponga peor. Cabe destacar que cuanto más grave es la crísis más bebe la gente. No es una situación ideal, pero la gente siempre ha buscado consuelo en el pan liquido y los juegos”.
Algunas cervecerías dicen que hay un mayor interes
Pavel Domnichev, de la Galería de la Cerveza, informa incluso de un mayor interés: “Atribuyo la menor asistencia de septiembre al miedo de la gente a lo desconocido, entre otros aspectos; afortunadamente, la gente se está calmando y vuelve”. “Tenemos una clientela fija y no tengo la sensación de que nadie se limite de ninguna manera”, dice Karel Vomáčka, del Sense of Life de Vršovice. “No sentimos ninguna pérdida de clientes. Si hay algo que notamos es el descontento con la situación actual, de la que cada vez más gente se queja, pero sobre todo vienen al pub para relajarse de los problemas de fuera”, añade con una sonrisa, confirmando sin querer las palabras de su colega: cuanto peor, (en algún sitio) mejor.
¿En qué piensa ahorrar la gente?
Según la encuestadora Edenred CZ.. Los restaurantes se enfrentan a un aumento de los costes como todo el mundo. “Esperamos nuevas facturas de electricidad… pero no hay forma de ajustarse en las operaciones”, dice Pavel Domnichev. “Las neveras tienen que funcionar, la refrigeración tiene que funcionar, no puedes apagar las luces…”
En el Día de pago y los lunes, se bebe aún más que antes. La cuestión de por qué los lunes en particular se bebe más see podría merecer una investigación. “Intentamos aumentar los precios mínimamente, pero veremos cómo evoluciona la situación del mercado”, dice Karel Vomáčka. “Lo importante es trazar una línea que sea aceptable para nosotros y nuestros clientes: todos tenemos que estar satisfechos en los bares, si no, no funcionará”.
Los datos sobre los restaurantes y el alcohol son interesantes desde otro punto de vista: el 43% de los checos afirmó en la encuesta que su nivel de vida ha empeorado en el último año. La forma en que esto afectará a la inflación y a los indicadores económicos a largo plazo . Pero una cosa es cierta: tal y como están las cosas, ni la peor crisis puede quitarnos la cerveza y el licor.